La Hidra, ¿la clave de la vida eterna?

Estudio del pólipo de agua dulce capaz de regenerar células dañadas El principio de que todos los seres vivos envejecen con el tiempo siempre ha sido un hecho, hasta ahora. Durante casi una década, los científicos del Instituto Max Planck de Investigación Demográfica (MPIDR) han estudiado el pólipo de agua dulce Hydra, un organismo cuya mortalidad es constante y extremadamente baja. Para la mayoría de las especies, incluida la humana, la probabilidad de morir aumenta a medida que se envejece. Los científicos lo consideran un indicador de la descomposición física del organismo. Sin embargo, la Hidra parece haber encontrado una forma de resistir el deterioro físico de un cuerpo que envejece. Los investigadores que han participado en este estudio, James Vaupel, director del MPIDR, y Daniel Martínez (Pomona College, Claremont,California, EE.UU.), han publicado sus hallazgos en la revista científica PNAS. "Nuestros hallazgos suponen un desafío fundamental a las teorías habituales sobre la evolución del envejecimiento", declaró el demógrafo del MPIDR Ralf Schaible. Según estas teorías, todo organismo pluricelular capaz de procrear experimentaría una decadencia de su forma física al envejecer. Los científicos miden esto de dos formas: Las tasas de fertilidad, que disminuyen significativamente tras un periodo de capacidad reproductiva durante la edad adulta temprana; y el mayor riesgo de muerte tras la madurez. En el caso de los humanos, la posibilidad de morir en el plazo de un año alcanza el 50% para los que se encuentran en la fase avanzada de la vida. Sin embargo, para la Hidra, este índice se mantiene relativamente constante, en torno al 0,6%. Es más, la capacidad reproductora de la Hidra no disminuye, sino que también permanece constante. Estudio de la vida (casi) eterna en un laboratorio subterráneo En un experimento a largo plazo en curso, los investigadores crearon entornos artificiales para la Hidra. En ellos, los organismos están libres de amenazas y depredadores naturales. Durante casi una década, los investigadores cuidaron de unas 1.800 Hidras en un laboratorio situado en el sótano del instituto de Rostock. Cada Hidra vive en su propio pequeño cuenco de cristal en un ciclo natural día-noche en armarios que se mantienen a una temperatura constante de 18 grados Celsius. Tres veces por semana, un equipo de científicos y ayudantes las alimentan, utilizando pipetas especiales para colocar diminutos moluscos en los tentáculos apenas visibles del pólipo. Cada pólipo recibe la misma cantidad de alimento. Desde que se inició el experimento en marzo de 2006, las hidras se han reproducido asexualmente, y sus descendientes se colocan posteriormente en su propio recipiente de cristal y reciben el mismo tratamiento que sus padres. Fuente de la juventud En total, ha habido 3,9 millones de días de observación de cada Hidra. A lo largo de este tiempo, el número de muertes naturales puede contarse con una sola mano. De media, este número es de unos cinco al año. El número de muertes reales es mayor, si se tienen en cuenta los casos en que una Hydra perece debido a accidentes de laboratorio, como que un pólipo se pegue a la tapa de su recipiente y se seque, o que se haya caído al suelo. Así que, sin tener en cuenta esas causas de muerte no naturales, los científicos procedieron a evaluar la tasa de mortalidad del organismo. Resultó que varias generaciones de investigadores serían insuficientes para extinguir a la Hidra. Al cabo de 500 años, se estimó que el 5% de una cohorte seguiría viva. Para dos de las doce cohortes del estudio, el riesgo de muerte era tan pequeño que pasarían 3.000 años hasta que sólo quedara un cinco por ciento de los pólipos. "Al parecer, la hidra consigue mantener su cuerpo joven porque no senece por acumulación de daños y mutaciones, como la mayoría de los demás seres vivos", dijo el biodemógrafo Alexander Scheuerlein. Añadió que probablemente el organismo pudo seguir una estrategia especial de autoconservación, debido a que su cuerpo y sus procesos celulares eran bastante simples. Por ejemplo, la Hidra puede regenerar completamente partes de su cuerpo que han sido dañadas o perdidas, gracias a un gran número de células madre. (Las células madre tienen la capacidad de desarrollarse en cualquier parte del cuerpo en cualquier momento). Además, la Hidra puede reemplazar todas sus células en sólo cuatro semanas, por lo que expulsa regularmente las células que se han dañado o mutado genéticamente. Como resultado, cualquier daño que sufra la Hidra se repara rápidamente antes de que tenga la oportunidad de empeorar.