Un terremoto provoca una filtración de metano en el fondo marino

Investigadores publican hallazgos tras estudiar las secuelas del terremoto de 2010 en Chile La mayoría de los terremotos graves tienen lugar bajo el lecho marino. Durante mucho tiempo, se ha supuesto que eran responsables de la creación de vías que permitían que los gases del interior de la Tierra se filtraran en el agua de mar. Ahora, con las observaciones del terremoto del Maule de 2010 en Chile Central, complementadas con posteriores análisis geoquímicos y modelizaciones geofísicas, los científicos del Centro Helmholtz GEOMAR para la Investigación Oceánica de Kiel pueden demostrar esta conexión. El 27 de febrero de 2010, Chile sufrió un terremoto de magnitud 8,8 que desencadenó un tsunami que afectó a las zonas costeras de Chile Central. Fue uno de los diez terremotos más potentes jamás medidos. El número de víctimas fue inferior al que cabría esperar de un terremoto de esa magnitud. Sin embargo, los daños materiales costaron más de 30.000 millones de dólares. El terremoto se convirtió en uno de los mejor observados y los temblores se midieron científicamente, ya que equipos de investigación de varios países (incluido un equipo de GEOMAR) habían instalado dispositivos de medición en la región. Durante una expedición en el buque de investigación SONNE, meses después del suceso, pudieron documentar las secuelas del terremoto, utilizando el vehículo operado por control remoto ROV KIEL 6000. Basándose en sus observaciones, el equipo de GEOMAR y el Cluster de Excelencia "El Océano del Futuro" ha publicado sus conclusiones sobre las emisiones de metano resultantes del lecho marino en la revista internacional Geochemistry, Geophysics, Geosystems. Habían demostrado que el terremoto del Maule de 2010 había provocado nuevas filtraciones de gas frente a las costas de Chile. "Hace tiempo que se sospecha que existe una relación entre la descarga de metano en el lecho marino y los terremotos fuertes, pero es difícil de demostrar. Los fondos marinos afectados suelen tener varios miles de metros de profundidad y son de difícil acceso. Gracias a los datos de 2010, ahora podemos demostrarlo", declaró en alemán el autor principal, el Dr. Jacob Geersen. El estudio se basó principalmente en los datos recogidos durante la expedición del SONNE en septiembre y octubre de 2010. La expedición, que en realidad se había planeado años antes, condujo exactamente a la región donde siete meses antes había estado el epicentro del terremoto. Además, durante las excursiones del ROV KIEL 6000 a las profundidades oceánicas, registró nuevas grietas en el lecho marino. "Evidentemente, habían surgido durante el terremoto, justo siete meses antes de nuestra expedición. En una escala de tiempo geológica, esto es sólo un abrir y cerrar de ojos", explicó el coautor, el Dr. Peter Linke, de GEOMAR, que entonces era el coordinador de la expedición. Utilizando una moderna tecnología de sensores, el equipo detectó un contenido muy elevado de metano en el agua alrededor de las grietas ya en 2010. Un análisis más preciso demostró que el metano no se había originado en las capas superiores del océano, sino en las zonas más profundas de la corteza terrestre. Los datos geofísicos y geoquímicos, las imágenes del ROV KIEL 6000, así como las muestras obtenidas por los autores, se han complementado con cálculos geofísicos de la tensión del subsuelo. "Las observaciones muestran que el terremoto ha reactivado fallas profundas en el suelo, que a su vez sirven de canales para el metano", explicó el coautor, el Dr. Florian Scholz, del GEOMAR. El estudio demuestra, a escala internacional, que los terremotos fuertes desempeñan un papel importante en la formación de filtraciones de metano en el fondo marino y en el transporte de gases desde las profundidades de la corteza terrestre hasta la superficie. "Sin embargo, son necesarias másexpediciones en las regiones sísmicas antes de que sea posible saber cuántos gases se liberan por procesos tectónicos, si estos procesos varían con el tiempo y cómo, y si los gases pueden llegar a la atmósfera", dijo el Dr. Geersen. Ver aquí para más información Enlace al estudio