Los peces distraídos por el ruido de las lanchas motoras se convierten en presas fáciles

En las zonas donde faenan regularmente embarcaciones a motor, los peces presa tienen más tendencia a ser capturados y devorados por otros animales marinos. Ésta fue la conclusión a la que llegaron los investigadores del Centro ARC de Excelencia para Estudios de Arrecifes de Coral de la Universidad James Cook. Estaban investigando los efectos del ruido en la supervivencia de las crías del pez damisela de Ambon (un pez de arrecife de coral) en los encuentros con su enemigo natural, el dottyback oscuro. El profesor Mark McCormick, que formaba parte de un equipo internacional de investigación, descubrió que el ruido generado por el paso de las lanchas motoras aumenta los niveles de estrés de los peces damisela de Ambon, lo que disminuye su capacidad para escapar del dottyback oscuro. Como resultado, sus posibilidades de supervivencia se reducen a la mitad. Hasta la fecha, este estudio es el primero que demuestra que el ruido en el mar tiene un impacto directo en la supervivencia de los peces. "Demuestra que los peces juveniles se distraen y estresan cuando se exponen al ruido de las lanchas motoras y que los depredadores aprovechan su indecisión", afirma el profesor McCormick. Los investigadores habían complementado su trabajo de campo con experimentos de laboratorio, utilizando playbacks y ruido de embarcación real. "Descubrimos que cuando embarcaciones reales se acercaban a motor a peces damisela jóvenes en aguas abiertas, se estresaban y tenían seis veces menos probabilidades de sobresaltarse ante ataques simulados de depredadores, en comparación con los peces sometidos a pruebas sin embarcaciones cerca", dijo el Dr. Stephen Simpson, de la Universidad de Exeter, que había dirigido el estudio. La gestión de las tensiones ambientales locales, como el ruido, se ha identificado como un primer paso importante para proteger el medio marino. Así pues, el equipo de investigación espera que los resultados de su estudio puedan conducir a una mejor gestión del ruido ambiental en las zonas costeras. "Si vas a la Gran Barrera de Coral, en algunos lugares hay mucho ruido de las lanchas motoras. Pero a diferencia de muchos contaminantes, podemos controlar más fácilmente el ruido. Podemos elegir cuándo y dónde lo hacemos, y con las nuevas tecnologías podemos hacer menos ruido. Por ejemplo, podríamos crear zonas marinas tranquilas o zonas tampón, y evitar zonas sensibles conocidas o épocas del año en que abundan los juveniles", dijo el profesor McCormick.