Nuevo método para controlar las fuentes de CO2 en el fondo marino

Investigadores estudiaron las fugas de gas natural en el Mediterráneo frente a Italia

El almacenamiento de dióxido de carbono en el lecho marino es una de las medidas debatidas por el IPCC para limitar el cambio climático. Hasta ahora, sin embargo, no existen métodos probados para controlar las posibles fugas de CO2 bajo el agua en grandes zonas del lecho marino. Utilizando pozos de gas natural frente a las costas de Italia, investigadores del Centro GEOMAR Helmholtz de Investigación Oceánica de Kiel han desarrollado modelos que podrían ayudar a planificar la vigilancia de las fugas.

Sólo reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero, los objetivos del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático son ya prácticamente imposibles de alcanzar. Por ello, el IPCC analiza medidas adicionales para reducir la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Por ejemplo, el dióxido de carbono producido por la quema de combustibles fósiles podría capturarse o eliminarse directamente de la atmósfera y almacenarse después en depósitos geológicos. El grupo noruego Equinor (antes Statoil) explota desde 1996 una instalación de este tipo para la captura y almacenamiento de dióxido de carbono. Cada año inyecta alrededor de una megatonelada de CO2 en una capa de arenisca acuífera situada bajo el Mar del Norte. Sin embargo, aún se están debatiendo opciones fiables para controlar eficazmente la fuga de gas de efecto invernadero de estos depósitos submarinos.

En este contexto, los investigadores de GEOMAR han estudiado las fuentes volcánicas naturales de dióxido de carbono frente a la costa de Italia. Con los resultados de estos estudios, han desarrollado modelos que pueden utilizarse para controlar la seguridad de futuros depósitos submarinos de CO2. El estudio correspondiente se ha publicado ahora en la revista internacional Environmental Science & Technology.

El almacenamiento de dióxido de carbono en estratos rocosos bajo el lecho marino supone un riesgo menor para el ser humano en comparación con el almacenamiento terrestre. Si se produce una fuga de gas del fondo marino, se disuelve en el agua de mar. Sin embargo, puede bajar el pH y dañar el ecosistema local. "Actualmente, no existe un método establecido para localizar dichas fugas de dióxido de carbono y determinar la cantidad total de gas saliente, ya que los puntos de salida se extienden por varios cientos de metros cuadrados de superficie del fondo marino", explica el Dr. Jonas Gros, de GEOMAR, primer autor del nuevo estudio. Por ello, junto con sus colegas, investigó los cambios en el pH en las proximidades de las emisiones naturales de dióxido de carbono frente a Panarea, una pequeña isla frente a la costa del norte de Sicilia.

Durante las operaciones de buceo y con instrumentos basados en barcos, recogieron muestras de gas y agua cerca de los puntos de salida. El equipo utilizó estos datos para probar un modelo informático que desarrolló para predecir los cambios de pH en el agua de mar debidos a la fuga de dióxido de carbono. Esta simulación demostró que más del 79% del dióxido de carbono ya está disuelto a una distancia de cuatro metros del lecho marino.

El equipo también descubrió que el modelo era capaz de predecir un patrón de variación del pH en las aguas que rodean los pozos de gas, que era comparable a los datos medidos por los sensores. "Esto permitirá que el nuevo modelo sirva de guía para las estrategias de seguimiento rutinario de los sumideros de carbono en el fondo marino y para evaluar el impacto de las emisiones de dióxido de carbono en el medio marino local", dijo Gros.