Las consecuencias ecológicas de la minería de aguas profundas se ponen de relieve en la Sesión de la AIS

Los científicos exigen más protección y vigilancia En julio de 2016, en la 22ª Sesión de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA), celebrada en Kingston (Jamaica), científicos del Centro GEOMAR Helmholtz de Investigación Oceánica de Kiel presentaron los resultados de las investigaciones de varias expediciones en los campos de nódulos de manganeso del Pacífico, como ya habíamos informado anteriormente. Basándose en sus conclusiones, se formularon recomendaciones para crear más zonas protegidas y mejorar la vigilancia de las actividades mineras en aguas profundas. Actualmente viven en la Tierra casi 7.400 millones de personas. Las Naciones Unidas calculan que la población aumentará a 8.500 millones en 2030. Esto provocará una mayor demanda de recursos como los metales. Por ello, cada vez más países y empresas se interesan por explorar yacimientos minerales en las profundidades marinas. Uno de estos yacimientos se encuentra en los campos de nódulos de manganeso de la Zona Clarion Clipperton (CCZ), en el Pacífico central. Situada a medio camino entre México y Hawai, y al no estar dentro de la jurisdicción de la zona económica exclusiva de ningún país, esta zona está gestionada por la ISA de Kingston. Esto es conforme a la UNCLOS (Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar). En la sesión informativa, un representante de la ISA presentó a los delegados los últimos descubrimientos sobre las posibles consecuencias medioambientales de la explotación minera de los fondos marinos. Basándose en las conclusiones, los investigadores hicieron las siguientes sugerencias para el Código Minero. Destacaron que los ecosistemas de los nódulos están formados por animales diversos y móviles, cuyas comunidades y biodiversidad varían considerablemente entre zonas con diferente cobertura de nódulos y hábitats. Los nódulos eran necesarios para preservar la biodiversidad de la región, declaró en alemán el Dr. Matthias Haeckel, de GEOMAR. Es el coordinador del proyecto "Impacto de la minería en JPIO". Además, los científicos señalaron que cualquier alteración de los ecosistemas debida a las actividades mineras duraría muchas décadas. De ahí que se sugiriera que las zonas de conservación establecidas coincidieran con las características de los hábitats de las zonas minadas, para garantizar que se pueda conservar la biodiversidad dentro de la ZCC. El Dr. Haeckel dijo que las actuales Zonas de Especial Interés Medioambiental podrían ser insuficientes para proporcionar una protección adecuada, y que parecía necesario crear zonas adicionales. Por otra parte, la tecnología necesaria para controlar el impacto minero ya existe, y es necesario un mayor intercambio de conocimientos entre la industria y la ciencia (además de la normalización). Más información: www.geomar.de Ver también: El Mosaico fotográfico marca el exitoso final de la expedición ¿Puede un ecosistema de aguas profundas recuperarse de la intervención humana?