La ONU negocia la protección del alta mar

El futuro de los océanos está en peligro

Las Naciones Unidas están negociando en Nueva York, del 19 al 30 de agosto de 2019, un acuerdo internacional para la protección de la alta mar. La alta mar abarca todas las zonas marítimas situadas a más de 200 millas náuticas de la costa y, por tanto, fuera de la soberanía territorial de los Estados costeros

"Se trata de proteger la mitad azul de nuestro planeta. La alta mar es el mayor hábitat de la Tierra, con una inmensa biodiversidad y, sin embargo, en gran medida inexplorado. Los planes de pesca, navegación, perforación petrolífera y minería de aguas profundas ya no se limitan al mar territorial. Para la biodiversidad y el futuro de los océanos, es crucial evaluar el impacto medioambiental de las actividades humanas", explica Tim Packeiser, experto en protección marina de WWF Alemania. "Además, la comunidad internacional debe establecer por fin un mecanismo jurídico para crear y gestionar zonas marinas protegidas en alta mar, que sean vinculantes para todos los Estados. Hasta ahora, esta posibilidad no existe. "Por primera vez, se va a negociar oficialmente en Nueva York una propuesta de texto concreto para un tratado sobre los océanos. Para 2020, las Naciones Unidas pretenden acordar normas internacionalmente vinculantes para la protección y el uso sostenible de la biodiversidad marina.

El camino hacia este acuerdo no es fácil: hasta ahora, la pesca, el transporte marítimo o la minería de aguas profundas se consideran y regulan por separado. Todavía no existe una cooperación intersectorial de las numerosas organizaciones responsables. El acuerdo debería garantizar una gestión integrada de la alta mar, preferiblemente sin interferir con las normas existentes.

También existen diferencias en cuanto al uso de los recursos genéticos marinos. El material genético de los organismos marinos se utiliza, por ejemplo, en la fabricación de productos médicos o cosméticos. Los países en desarrollo quieren participar en los beneficios de la utilización. Los países industrializados rechazan hasta ahora el correspondiente esquema de distribución. También hay que aclarar qué nuevos organismos son necesarios para aplicar adecuadamente un acuerdo tan amplio y cómo debe financiarse.

"Los delegados en Nueva York se enfrentan a cuestiones apasionantes y muy complejas. El resultado de estas negociaciones marcará el futuro de los océanos", afirmó Tim Packeiser.

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