Entrando desde la cala homónima encontramos a nuestra derecha una larga pared de entre 7 y 12 metros, donde hay unas cuantas cuevas marinas, algunas abiertas por ambos lados, que los buceadores con la formación adecuada pueden atravesar. La pared está cubierta de esponjas y anémonas y llena de pequeñas grietas donde se esconden los animales.